martes, 4 de junio de 2013

La civilización transformada en barbarie

GOYTISOLO Y GOLDING: LA CIVILIZACIÓN TRANSFORMADA EN LA BARBARIE
ELIZABETH S. ROGERS
        Es interesante notar que dos escritores de distintas  culturas nacionales dentro del espacio de un año han examinado en forma novelística semejantes problemas humanos con historias bastante paralelas. Señor de las moscas(1954) del inglés William Golding, es, entre otras cosas, la respuesta posguerra mundial al clásico cuento infantil de R. M. Ballantyne La isla de coral, mientras que Dueloen el Paraíso (1955) es el posible resultado de las experiencias juveniles de Juan Goytisolo durante la guerra civilespañola.1
         El argumento básico de las dos obras es el siguiente. Como resultado de una guerra, un grupo de jóvenes se encuentra físicamente separado del resto del mundo. Gozan de su nueva libertad fuera del control de los adultos y establecen su propio tipo de reglas sociales. En Señor de las moscas escogen una democracia pero muy rápidamente se desintegra en una dictadura. En Duelo en el Paraíso se ve una dictadura desde el principio. Curiosamente el resultado es igual: comportamiento primitivo y violento de parte de los jóvenes que resulta en horrendos asesinatos. Al fin el mundo civilizado de los adultos en la forma irónica de los militares salvan a los muchachos de sí mismos.
Personajes y cambios de conducta
        En Señor de las moscas cuatro personajes son centrales a la acción: Ralph, Piggy, Jack y Simón. Ralph es el elegido líder de un grupo de muchachos ingleses que sobreviven un aterrizaje en una deshabitada isla tropical. El desesperadamente trata de cumplir su responsabilidad y dirigir los esfuerzos del grupo para sobrevivir y eventualmente para su rescate. Le ayuda Piggy, un muchacho gordo y asmático que simboliza la lógica y el pensamiento racional en la novela. Los dos, Ralph y Piggy, se hallan débiles en contraste con Jack, el jefe de los niños de coro. Jack es arrogante, valeroso y envidioso de ser el líder del grupo entero. Acepta con dificultad la selección de Ralph, y Ralph astutamente le nombra su ayudante, dándole a él y a su grupo la responsabilidad de mantener el fuego de señales. Poco a poco decae la organización y se define el conflicto entre Ralph y Jack. Mientras el poder y la influencia de Jack crecen, él atrae a sí mismo a más y más jóvenes por miedo y por la animación de la caza. Las súplicas de Ralph por comportamiento responsable—es decir: guardar el fuego, construir cubiertos, obedecer las reglas—no tienen efecto. Al tener buen éxito en la caza, toda la actividad constructiva cesa. Olvidan el fuego, las inhibiciones desaparecen, y debajo de una máscara de pintura guerrera los muchachos se convierten en seres primitivos y salvajes. Lo que contribuye a esta transformación es el miedo de lo desconocido, la Bestia. Este miedo se ha extendido de ser un asunto de pesadilla a una realidad aceptada, aceptada por todos salvo Ralph, Piggy y Simón. Convencido de la existencia de la Bestia y, por eso, de su poder, Jack juzga que es apropiado que le ofrezcan una propiciación a la Bestia. Así coloca en un palo la cabeza de un cerdo sacrificado. Es esta cabeza que da origen al título, Señor de las moscas.
 Jack emplea este artificio para resguardarse del miedo de lo desconocido y al mismo tiempo fomentarlo. La ofrenda es en efecto un reconocimiento de la maldad; la Bestia tiene que ser apaciguado.
        El cuarto joven, Simón, es un visionario. Es él, muy temprano en la novela quien sugiere que la Bestia es tal vez "solamente nosotros." Cuando por fin todos ven la Bestia y huyen, es Simón quien se decide a investigar. Al subir la montaña se encuentra con la cabeza enjambrada de moscas, y en un estado hipnótico experimenta una conversación con la cabeza que corrobora sus sospechas:
        Cuando Simón llega a la cima, descubre que la Bestia no es más que el cadáver de un paracaidista y vuelve a decirles a los otros que no hay nada que temer. En la oscuridad el grupo toma a Simón por la Bestia y lo mata.
        Mientras aumenta el conflicto entre Jack y Ralph, Piggy también es matado por el grupo y cuando se termina la novela los muchachos están cazando a Ralph, la única voz de la razón y la única competencia que les queda. El es salvado de la muerte segura por la llegada de un crucero naval.
        En cuanto a los personajes de Duelo en el Paraíso, el protagonista es Abel Sorzano, chico de doce años y huérfano de padres muertos en la guerra civil. Es asi víctima de los tiempos y producto de un ambiente guerrero donde "los símbolos perdían su valor y no quedaba más que eso: el hombre, reducido a sus huesos y a su piel, sin nada extra- 624ño que lo valorizara."
 Abel viene a vivir en una finca decaída, irónicamente nombrada El Paraíso, con su medio loca tía abuela Estanislaa cuyos propios hijos murieron desde hace unos anos. Aquí Abel tiene contacto con los muchachos refugiados de una escuela cercana.  Los refugiados bajo su líder el Arquero, imitando las acciones de los adultos guerreros, finalmente ejecutan a Abel como traidor.
Abel es comparable a Piggy y Ralph en unos aspectos. Como Piggy, es huérfano y ha vivido con una tía. Y como Piggy es un ser desechado, nunca aceptado por el grupo total que lo destruye. Respecto a Ralph, es víctima de las circunstancias, traicionado por los muchachos que proponen su muerte.
Se pueden encontrar semejanzas también entre Abel y Simón. Los dos son víctimas de asesinatos brutales Simón en una orgía subhumana, Abel en un juicio burlado. Las dos muertes resultan de acciones bárbaras sin sentido.

Por otra parte, los antagonistas Jack y el Arquero demuestran que el poder de personalidad y fuerza gana sobre la inteligencia y la razón en el éxito de un líder. Los dos son agresivos y físicamente fuertes, y pueden imponer su voluntad, encargándose del grupo por miedo y fuerza brutal. Estas dos figuras autoritarias son últimamente arrogantes, amorales, sanguinarios y sin escrúpulos. Cada uno establece reglas que todos deben obedecer bajo la amenaza del castigo. Jack, deseoso de ser líder de una tribu, los disciplina como cazadores. El Arquero convierte a su grupo en un ejército de soldados con el fin de establecer una utopía, una ciudad de muchachos donde serían libres y no obedecerían jamás a nadie. Como en todos los casos del despotismo, la acción se emplea por sí, basándose en miedo, pasión, sangre y violencia. Es Jack que dirige en la eliminación de toda la competencia y es el Arquero mismo, después de acusar, juzgar, y condenar a Abel, el que lo ejecuta con una bala en la sien. Así es que la figura despótica tiene éxito y las fuerzas de la razón y la lógica quedan eliminadas en el proceso. 

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